
Luego del trabajo, pasé esta mañana por la escuela de mi hijo para recoger su boletín de calificaciones correspondiente al cuarto periodo del grado primero de educación Básica Primaria.
La profesora Maritza es una buena persona, muy amable y comprensiva. Nos saludamos de acuerdo las formas propias de nuestra cultura e iniciamos la conversación hablando de cosas que personalmente considero trivialidades. Despues del rito de salutación, indague acerca del rendimiento de mi hijo. Me dijo inicialmente que en relación con lo académico su rendimiento fue excelente y superó ampliamente los logros propuestos para el año lectivo; en lo disciplinario tuvo algunas dificultades relacionadas en su mayoría con una pizca de hiperactividad propia, o al menos eso creo, de los niños promedio de la modernidad. Eso en términos generales. En términos particulares, y he aquí el motivo de la publicación de esta entrada, ocurre que al revisar detalladamente su boletín final, encontré una cantidad de calificaciones valoradas en excelente que me hizo sentir orgulloso. Sin embargo, en la asignatura de Educación Religiosa y Moral encontré calificado un logro con Sobresaliente (que en nuestro sistema es un poco menos que Excelente). Me llamó poderosamente la atención la manera como estaba planteado dicho logro, el cual paso a transcribir textualmente: "Con alguna dificultad logró reconocer que Jesús le comunica una nueva vida".
Absorto quedé cuando intenté preguntarme como diablos miden este tipo de aprendizajes en un estudiante que no supera los siete años, y que además no ha recibido, no recibe, y tal vez nunca recibirá una formación catolicista en su familia, formación que violaría flagrantemente su derecho a escoger de manera libre y voluntaria aquellas cosas en las que quiere creer, derecho de raigambre constitucional si se quiere mirar desde la perspectiva legal.
En lo que ami respecta, procurare no violentar ese derecho y más bien mostraré a mi hijo el abanico de posibilidades que tenemos los colombianos a la hora de decidir en cuales cosas creeremos, y cuales consideraremos imprecisas o fantasiosas, pues de imprecisiones y fantasias están llenos los textos religiosos, especialmente la biblia.
A los niños debe ofrecérseles la posibilidad de conocer desde temprana edad tanto la teoría creacionista como la evolucionista (y la otra que por estos días toma fuerza entre la comunidad científica y cuyo nombre ahora no recuerdo) sin intentar matricularlos tan prematuramente en una de esas dos escuelas.
Finalmente, creo que esta cátedra (Educación Religios y moral) debería ser aprovechada para inculcar otro tipo de enseñanzas y valores en los menores, relacionadas con la ética y la moral, desafortunadamente pocos docentes de nuestro medio conocen con un buen grado de profundidad los conceptos de moral y de ética.
No pretendo decir que la religión sea mala, pero lo cierto es que en nombre del catolicismo se cometieron barbaridades indescriptibles en nuetra virgen América de la conquista. Desde que el hombre es hombre y la mujer mujer, hemos tenido necesidad de creer en un poder superior que maneja los hilos de nuestro destino, y eso nos ha ahorrado una buena cantidad de preguntas relacionadas con nuestra existencia; pero es cierto tambien que desde que el hombre y la mujer son seres civilizados, debemos defender hasta con la vida el derecho de escoger libremente aquellas cosas en las que queremos creer.
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